A veces vienen a mi mente algunas postales del pasado. Esas de las que me acuerdo pero que dudo hayan ocurrido. Un instante, un color, un lugar, un país, un café...
Una de mis pasiones son los viajes. No es algo nuevo, supongo. De chica no viajaba más que de vacaciones a la costa durante el verano, pero, para mí, eso era 'la aventura'. Recuerdo las playas y tengo imágenes difusas de cosas que hice, de las agua vivas flotando en el agua o como diáfanas formas gelatinosas sobre la arena, de las noches ventosas, de las casas que alquilamos, del sol haciéndome brillar las mejillas coloradas...
Mi pasión por viajar fue creciendo con los años y ya no pude parar. Tengo recorridos varios miles de kilómetros, continentes y países. Antes llevaba la cuenta, ahora hace rato que no lo hago. Un día de estos, tal vez...
Hay lugares a los que viajé que recuerdo especialmente y de manera vívida. Otros, no tanto. Pero todos me dieron algo. A algunos me encantaría volver, mientras que hay otros a los que, mientras los visitaba, estaba segura que no volvería. 'El mundo es tan vasto y me falta tanto por conocer', pensaba.